Carl Gustav Jung nació en el pequeño pueblo de Kesswil cerca del lago de Constanza en el norte de Suiza. Su padre era un pastor reformado suizo y su madre provenía de una familia de pastores de la región de alrededor de Basilea.
Muchas de sus experiencias cuando era niño influirían más tarde en el desarrollo de sus teorías sobre la psique, incluida su propia sensación de tener dos personalidades distintas, una un niño suizo normal y la otra una personalidad más profunda, tal vez mayor, y experiencias inusuales en torno a su madre y otros miembros de la familia.
Formación
Jung asistió a la universidad en Basilea y se graduó en medicina en 1900. En su disertación sobre los fenómenos sonambúlicos (mediúmnicos) expuso sus primeros pensamientos sobre lo que llegaría a ser un elemento central de su teoría; la psique, argumentó Jung, buscaba formas de avanzar hacia nuevos objetivos de desarrollo, en lugar de mirar hacia atrás, hacia eventos anteriores en la vida del individuo. Tras su formación universitaria, Jung ocupó un puesto en el hospital psiquiátrico Burghölzli de Zúrich, bajo la dirección de Eugen Bleuler, en ese momento el psiquiatra más destacado de Europa. Bajo la tutela de Bleuler, se involucró profundamente en experimentos con la prueba de asociación de palabras, desarrollando una variedad de mecanismos innovadores para probar las respuestas fisiológicas a palabras estímulo individuales. A partir de este trabajo, que a los 30 años ya lo había establecido como una figura destacada en psiquiatría, Jung desarrolló los primeros elementos de su teoría del complejo, que sería un aspecto central de su pensamiento clínico posterior. En 1906, después de leer la “Interpretación de los sueños” y otras obras de Sigmund Freud, Jung inició una correspondencia con el fundador del psicoanálisis que conduciría a una relación intensa y fatídica entre los dos hombres.
Freud
Sigmund Freud era casi 20 años mayor que Jung, pero prácticamente de inmediato ambos conectaron intensamente entre sí. Freud se referiría posteriormente a Jung como su heredero aparente, el “príncipe heredero” del psicoanálisis. Jung, a su vez, asumió el papel de defensor de las teorías de Freud contra la reacción escéptica e incluso hostil al psicoanálisis de la comunidad médica establecida. Sin embargo, las diferencias entre los dos fueron evidentes desde el principio, particularmente en lo que respecta a la naturaleza del inconsciente, la importancia de los fenómenos extraordinarios y la conducción de la investigación en psicoanálisis. En 1911, a escasos cinco años después de conocerse, la relación comenzó a deteriorarse, ya que Jung propuso varias revisiones de la teoría psicoanalítica que Freud no pudo admitir. En 1913 la relación entre Jung y Freud, que había comenzado con tanta intensidad, se rompió con idéntica vehemencia, prosiguiendo cada cual su propio camino.
Tras la ruptura con Freud, Jung inició un período de autoexamen e investigación del inconsciente que ha sido caracterizado de diversas maneras como un encuentro con el inconsciente y, por algunos, como un período próximo a la psicosis. La erudición contemporánea ha rechazado las versiones más extremas de este período, realmente no hay evidencia de que Jung estuviera experimentando un episodio psicótico, no pudiéndose subestimar la importancia del trabajo que hizo en ese momento. Desde 1913 hasta aproximadamente 1916, Jung estuvo profundamente involucrado en lo que puede describirse mejor como prácticas meditativas profundas que obtenían material del inconsciente en forma de imágenes y narrativas complejas asociadas con ellas. Este material, grabado casi a diario, formó la base para la composición del “Libro rojo”, un registro de las experiencias de Jung en el que continuó trabajando e ilustrando hasta principios de la década de 1930. Fue a partir de estas experiencias que Jung formuló los principios de su punto de vista clínico posterior, el uso de lo que denominó imaginación activa como proceso central de la psique.
Teoría de la personalidad
Durante aproximadamente este mismo período, Jung estaba desarrollando una teoría de la personalidad que había abordado por primera vez hacia el final de su relación con Freud mientras trataba de comprender por qué sus diferencias se habían vuelto tan intensas e irreconciliables. En 1921, este programa de investigación dio lugar a la publicación de su libro “Tipos psicológicos”, que continúa siendo uno de los primeros intentos sistemáticos de una teoría de la personalidad e inspiración para uno de los tests de personalidad más utilizados, el Indicador tipológico Myers-Briggs. Además del desarrollo de la tipología y del método de la imaginación activa, este período vio el florecimiento de los elementos centrales de la comprensión de Jung del inconsciente, la teoría de lo inconsciente colectivo y sus contenidos, los arquetipos.
Durante la década de 1920, Jung se dedicó a una investigación más profunda de lo inconsciente colectivo, tanto a través de su práctica clínica en Zúrich como a través de extensos viajes por América del Norte, África y Asia. Sus publicaciones durante este período reflejan su interés en las dimensiones espirituales de la experiencia humana, que había mantenido desde su temprana asociación con Freud, concibiéndolas como un aspecto central de la salud psicológica. Una orientación religiosa era, en opinión de Jung, intrínseca a la psique humana, independientemente de la forma precisa que tomara, y prestar atención a ese aspecto vital individual era esencial no solo para el bienestar, sino para el crecimiento hacia la totalidad de la vida, al que se refirió como individuación.
Con el ascenso de los nazis en Alemania, Jung cayó brevemente en un aspecto de su propia teoría, la Sombra, que ha empañado su reputación desde entonces. Los críticos a menudo tergiversan este período, pero no puede haber duda de que entre 1933 y aproximadamente 1936 hizo una serie de declaraciones y presentaciones públicas en Alemania con un aparentemente distintivo sentido antisemita. Sin embargo, al mismo tiempo, Jung estaba trabajando para preservar una base institucional para los psicólogos, particularmente los psicólogos judíos, que estaban siendo expulsados de las asociaciones psicológicas alemanas. Este período es paradójico y problemático en la vida de Jung, pero a mediados de la década de 1930 se había manifestado contrario a cualquier vinculación con los nazis y, una vez que estalló la Segunda Guerra Mundial, Allen Dulles lo reclutó para proporcionar evaluaciones psicológicas del liderazgo nazi. Después de la guerra, Jung se excusó por sus acciones anteriores y escribió varios ensayos para intentar comprender las fuerzas culturales que habían permitido que no solo Alemania, sino también Europa en general, fracasaran de manera tan catastrófica.
Vida posterior
La vida posterior de Jung estuvo dominada en muchos sentidos por el desarrollo de una relación excepcional con el físico y figura principal en el desarrollo de la mecánica cuántica Wolfgang Pauli. Pauli, veinticinco años menor que Jung, se había dirigido a este en la década de 1930 para recibir terapia, debido a un comportamiento errático y a menudo autodestructivo. Jung había derivado a Pauli a uno de sus estudiantes con instrucciones para recopilar materiales que pudiera estudiar de forma independiente. Este estudio dio como resultado una de las obras más importantes de Jung, “Psicología y alquimia”, donde focalizó su interés en la protociencia de la alquimia de finales de la Edad Media y principios de la Edad Moderna en diálogo con la psicología, viendo el material antiguo como un intento de involucrar fenómenos psicológicos a través del mundo material. El material onírico de Pauli de este período tenía resonancias claramente alquímicas y ayudó a dar forma a los argumentos de Jung sobre la estructura del inconsciente.
Si bien su relación fue interrumpida por la guerra, retomaron una vinculación más directa tras el regreso de Pauli de los Estados Unidos, lo que llevó a una investigación colaborativa de la relación entre la psique y el mundo material en la forma de la teoría de la sincronicidad de Jung. La contribución de Pauli a este período tardío del trabajo de Jung no se puede dejar de enfatizar, ya que fue una de las pocas personas con las que Jung pudo trabajar en plena sintonía sobre temas tan profundos como la unidad última de la psique y la materia. Lamentablemente, la cooperación se vio interrumpida a raiz de la muerte de Pauli por cáncer en 1958, pero juntos habían definido un área de investigación que continúa involucrando a analistas junguianos y físicos cuánticos.
Jung murió el 6 de junio de 1961 en su casa de Küsnacht, a las afueras de Zúrich. Su esposa, Emma, había muerto en 1955; sus cinco hijos y una gran familia numerosa les sobrevivieron. El legado de Jung es complejo y, en muchos sentidos, queda por definir por completo. Su impacto en el desarrollo de la psicoterapia, e incluso en el psicoanálisis de Freud, es mucho más extenso de lo que a menudo se cree. Su impacto cultural ha sido profundo, sobre todo porque su teorización sobre la personalidad ha dado forma no solo a la práctica de la psicoterapia, sino también a través de una serie de estudios psicométricos del liderazgo y la gestión de organizaciones. El vocabulario de lo inconsciente colectivo y las imágenes arquetípicas es un subtexto constante —cuando no es realmente explícito— del análisis de la literatura, el cine y las artes en general. Su énfasis en la dimensión espiritual de la psique humana y su papel en el desarrollo psicológico ayudó a dar forma a los principios de Alcohólicos Anónimos y es cada vez más reconocida por terapeutas sin formación en el pensamiento de Jung como esencial para la salud mental. Su influencia continúa a través de la Asociación Internacional de Psicología Analítica y el trabajo de la comunidad de analistas reconocidos por la Asociación.
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